Artrosis trapeciometacarpiana, también llamada rizartrosis o artrosis del pulgar.
Es una localización muy frecuente de artrosis de la mano.
Aparece con preferencia en en las mujeres (de edad media) y suele ser bilateral aunque predomina en un lado.
Clínicamente se manifiesta por deformidad y dolor localizado sobre la articulación de variable intensidad, desde formas asintomáticas a otras con derrame articular acompañado de dolor y marcada limitación funcional.
En los casos avanzados se observa una deformación cerca de la muñeca y el dolor se incrementa al realizar el movimiento de la pinza con el pulgar.
El dolor y la inflamación suelen evolucionar en brotes con periodos asintomáticos u oligoasintomáticos intermedios.
Durante los brotes, el dolor es intenso y no se alivia ni con el reposo.
Es sin duda la forma de artrosis que limita en mayor medida la funcionalidad de la mano.(1)
Los hallazgos radiológicos típicos son la disminución del espacio articular, la esclerosis del hueso subcondral, la formación de osteofitos, la presencia de calcificaciones en partes blandas y distintos grados de subluxación y formación de quistes en hueso subcondral.
Algunas de estas alteraciones se observan en nuestro caso.
Es habitual que aparezca también, de forma simultánea, artrosis en otras articulaciones de la mano, fundamentalmente en las interfalángicas distales (IFD) y en las interfalángicas proximales (IFP)
En la paciente propuesta se objetivan tanto alteraciones de tejidos blandos como articulares, probablemente en relación a aparición de nódulos de Heberden (IFD) y nódulos de Bouchard (IFP), así como subluxaciones horizontales debido a la progresión de los cambios estructurales.
(1) Manual de la Sociedad Española de Reumatología (S.E.R) de las enfermedades reumatológicas.
¿Y qué pasa con el pie?.
Os ponemos la radiografía de nuevo.
Como os decíamos, ante la historia del traumatismo con mecanismo de golpe directo y la clínica de dolor y tumefacción, nos decidimos a derivarlo al SUH para una radiografía, fundamentalmente para descartar fractura.
Valorado allí, se descarta la misma y se da de alta con diagnóstico de artopatía gotosa.
Revisada las imágenes, tampoco nos parece que exista una fractura, aunque no tenemos tan claro el otro diagnóstico.
Probablemente la historia de hiperuricemia y el mantenido abuso de alcohol del paciente, junto con las alteraciones óseas que se objetivan, pueden sin duda hacer plantear ese diagnóstico (nada que objetar, de echo no lo teníamos claro, ni que sí, ni que no).
Aprovechando una de las sesiones periódicas que el Servicio de Radiología tiene con los residentes de nuestra Unidad Docente, se consultó con uno de los radiólogos (gracias desde aquí al Dr. Julio de Cos por la colaboración).
Bajo su opinión no es una artopatía gotosa, y se inclina más por cambios degenerativos (secundarios a más traumatismos?).
Los hallazgos radiológicos de la artopatía gotosa son diferentes: erosiones en "sacabocados" y geodas radiológicas, de bordes limitados, con calcificaciones intraóseas.
Os dejamos una imágenes.
Mª. del Mar Sánchez Gómez (MFyC C.S Valterra).
Idaira de Armas Iglesias, R-4 de la UDMFyC de Lanzarote).
Raúl Soriano Carceller (MFyC C.S Tías).
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